
Países como China, Tailandia, Malasia e India han limitado la importación de plástico y otros residuos, dejando en una difícil situación a los países exportadores de dichos productos. Estas prohibiciones no solo han provocado una reducción significativa del mercado de exportaciones sino que también han hecho que los residuos plásticos se acumulen en países que tradicionalmente exportaban este tipo de material, al no contar todavía con la infraestructura propia necesaria para su tratamiento.
Sin embargo, la aprobación de nuevas leyes sobre reciclaje por parte de gobiernos y responsables políticos podría ayudar a reanimar el mercado de exportaciones.
Panorama exportador provocado por la “National Sword” china
Al no poder exportar sus residuos plásticos, algunos países están viviendo una verdadera crisis interna en la que los residuos se acumulan, literalmente, alrededor de plantas de tratamiento y centros de reciclaje.
Algunos expertos consideran que, durante el año pasado, la “National Sword” (Espada Nacional) china ha provocado una “crisis mundial de residuos plásticos”. Si bien China aún sigue aceptando ciertos tipos de desechos, exige un nivel de pureza tan alto que la mayoría de exportadores consideran que ha establecido una prohibición general.
Son precisamente esos exportadores los que están experimentando los problemas en cuanto a tratamiento de plástico y otros residuos. En Japón, por ejemplo (uno de los países que más exportaba a China antes de que se aprobase la “National Sword”), los residuos plásticos se están convirtiendo en un verdadero problema, ya que la infraestructura y las incineradoras del país son incapaces de asumir el inmenso volumen de residuos generado.
En EE. UU., las prohibiciones a la exportación están provocando que cada vez más empresas acaben enviando sus residuos al vertedero. Según los últimos datos, en el primer semestre de 2018 se exportó un 30 % menos de residuos plásticos que el año anterior, y la mayor parte del plástico de menor calidad acabó en el vertedero. Los países de la UE también están exportando menos residuos; en ellos, esta actividad cayó de los 3 millones de toneladas al semestre, a poco más de 2.
Se preveía que la aprobación de estas prohibiciones forzaría a gobiernos y responsables políticos de los países exportadores a mejorar y renovar sus infraestructuras; sin embargo, en algunos casos se ha dado un paso atrás.
Nuevo enfoque de las exportaciones
Además de las prohibiciones a las exportaciones, gobiernos de todo el mundo han tomado medidas para controlar la exportación de residuos, asegurándose así de que siga habiendo un margen que permita que este mercado pueda seguir existiendo. En la 14ª reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio de Basilea, celebrada en mayo de 2019, 186 países acordaron aprobar nuevas restricciones para controlar la exportación de residuos plásticos. El Convenio de Basilea funciona como organismo rector del comercio de residuos peligrosos y regula cómo deben eliminarse dichos residuos.
Una nueva modificación de la legislación actual, propuesta por primera vez por los representantes noruegos en septiembre de 2018, hará que los residuos mixtos de plástico pasen a formar parte de la "lista naranja" de residuos y se incluyan en la lista de "consideración especial" del Anexo II del Convenio.
Esta modificación hará que los países exportadores necesiten que los países importadores den su consentimiento y autorización antes de enviarles estos residuos. Así, se obliga a que los exportadores tengan residuos plásticos de mayor calidad y pureza y se facilita a los importadores un suministro de mejor calidad y más valor. También se ha creado una Alianza sobre residuos plásticos con la que movilizar distintos interesados para apoyar la implementación de estas restricciones.
La última modificación del Convenio de Basilea respalda que tantos países importadores hayan aplicado prohibiciones y restricciones a la importación de residuos. Al ser de mayor calidad y tener más pureza el plástico recibido, puede reciclarse o reutilizarse de forma eficiente, si se compara con plástico de poca pureza o contaminado. Eso sí, vuelve a ponerse la pelota sobre el tejado de las naciones exportadoras, que deberán utilizar plástico reciclado con un nivel de pureza suficientemente alto como para que pueda reutilizarse.
Reanimar las exportaciones mediante leyes de reciclaje
Los exportadores tienen una forma de cumplir los estándares establecidos por el Convenio de Basilea y los países importadores. Si aprueban leyes de reciclaje que obliguen a mejorar el nivel de pureza de los residuos plásticos, el mercado de exportación de este producto podrá cumplir las restricciones impuestas por los países importadores.
El objetivo de las leyes de reciclaje es que el plástico se trate de forma más circular y asegurar que este material tenga una calidad suficiente para que pueda reutilizarse en lugar de desecharse, manteniendo así alto el nivel de contenido reciclado. Al aplicar al plástico este condicionado, se permite su movimiento permanente a través de los mercados y se ayuda a reanimar el decadente mercado de las exportaciones. Ya no se enviarán “residuos”, sino “material de calidad y valoralizable”.
Además de estos ambiciosos objetivos de reciclaje que han establecido gobiernos y responsables políticos, la clave para lograr una economía sostenible y circular (respaldada por el mercado de las exportaciones) es aprobar leyes de reciclaje.
Ya se están adoptando medidas a nivel mundial para que los residuos plásticos cuenten con un nivel mayor de contenido reciclado. En Australia, en 2025, entrarán en vigor leyes relativas a los envases, que obligarán a que el 100 % del material empleado en su fabricación sea reutilizable, compostable o reciclable. A pesar de ello, el gobierno australiano está siendo duramente criticado por no avanzar con mayor rapidez en este ámbito.
Varios estados de los EE. UU. Cuentan ya con leyes de reciclaje en vigor relativas a la elaboración de nuevos productos y envases. Así, en California, se ha presentado una nueva orden sobre reciclaje que exigirá que, a partir de 2030, se emplee plástico reciclado post-consumo en un 75 % en los envases de bebida. La propuesta de ley se aplicaría en varias fases, que empezarían con una exigencia del 25 % de contenido reciclado en 2025, que sería de un mínimo del 50 % en 2030 y pasaría al 75 % a partir de entonces.
Por su parte, la UE ha aprobado una serie de medidas legislativas para que las botellas de PET cuenten con un contenido mínimo de un 25 % de producto reciclado en 2025 y un 30 % en 2030. Una alianza de 34 empresas, organizaciones benéficas y asociaciones de empresarios también ha exigido al máximo estamento político europeo que realice más avances en lo relativo a la aprobación de leyes de reciclaje más estrictas. Mientras Francia ha hecho una apuesta fuerte por el diseño ecológico de los envases, Alemania ha decidido que sean reutilizables, reciclables o 100 % compostables para el año 2025. Por su parte, en Alemania, la nueva Ley de envases entró en vigor el día 1 de enero de 2019, sustituyendo a la Ley de envases, de 1998. De acuerdo con esta nueva ley, productores y distribuidores están obligados a participar en un sistema de gestión y reciclaje que cumpla la normativa de retirada y reciclaje de envases. Con el objetivo de reducir los residuos y fomentar el reciclaje, la ley aspira a que se alcancen cuotas de reciclaje de hasta el 90 % en 2022.
Es evidente que los gobiernos aspiran a sumarse a la legislación de reciclaje, pero las medidas adoptadas deben centrarse en la aplicación práctica para que tengan éxito. Mediante leyes nacionales de reciclaje eficientes, los países exportadores podrán volver a mirar fuera de sus fronteras a la industria mundial del reciclaje ya que el plástico que ya no necesitan tendrá la calidad y la pureza suficientes para que los países importadores lo acepten.
Un futuro sostenibile
Para lograr un futuro sostenible, debe implantarse un nuevo enfoque al tratamiento y gestión de los residuos. Para cumplir las restricciones impuestas por gobiernos y responsables políticos a la exportación de residuos, las leyes sobre reciclaje permitirán que el plástico que reciban los países importadores sea de mayor calidad y ayudará a crear una economía más circular.