Por qué la industria alimentaria debe tomarse en serio la sostenibilidad
Lejos de ser una moda, la sostenibilidad ha
llegado para quedarse y tiene cada vez más
importancia, especialmente en sectores de
venta directa al consumidor final. Como el
consumidor está cada vez más concienciado
sobre asuntos como la sostenibilidad, el medio
ambiente y el trato justo a los trabajadores,
espera que las marcas traten estos temas de
forma responsable y ética; justo lo mismo que
las marcas esperan de sus proveedores.
Todo esto puede parecer una carga no
deseada para algunas empresas, pero la
responsabilidad siempre tiene su recompensa.
Si se toman en serio la sostenibilidad
empresarial, las compañías que realizan su
actividad cara al público pueden aumentar
la fidelidad de sus clientes y su cuota de
mercado. En definitiva, el sector alimentario
puede competir de manera más eficaz por
contratos de esas empresas si entiende
que sus propias acciones también pueden
incorporar la sostenibilidad.
Así que veamos de qué manera la
sostenibilidad, además de ser un beneficio
para la sociedad en general, también puede
ser buena para el comercio, cómo puede
integrarse en el sector alimentario y a qué
actividades empresariales puede aplicarse.
Expectativas del cliente
Cada vez son más los consumidores que
reflexionan sobre las compras que hacen
y se preocupan de informarse sobre si el
producto se ha producido de forma sostenible
y responsable con el medio ambiente. Estas
actitudes varían de país a país, de generación
a generación e incluso de sector a otro, pero
la sostenibilidad es un criterio importante
a la hora de comprar un producto para el
60 % de los consumidores. Esta es una
de las conclusiones del Estudio mundial
de sostenibilidad 2021 elaborado por la
consultoría Simon-Kucher & Partners, que
también reveló que más de un tercio de
los consumidores de todo el mundo está
dispuesto a pagar precios más altos por
productos sostenibles y, en los últimos años,
un 85 % ha pasado a realizar compras más
ecológicas.
Este estudio, al igual que otros anteriores,
indica que los consumidores menores de 40
años están más concienciados sobre estos temas que los de generaciones mayores.
Cuanto más joven es la persona, más conciencia tiene de las consecuencias que sus
decisiones de compra tienen en el mundo y mayor probabilidad de que se decante por
marcas con cuyas causas sociales esté de acuerdo. Esto es ya muy importante, pero lo
será aún más en el futuro cercano: cada año, las generaciones jóvenes (conocidas en
el mundo del marketing como millennials y generación “Z”) constituirán una proporción
cada vez mayor del total de consumidores.
La opinión pública o los peligros del cambio climático no son los únicos motivos que
están impulsando la sostenibilidad en el mundo empresarial. Otro factor muy importante
son las redes sociales. Las plataformas online dan a cualquiera que no esté contento
con algo, el poder de dejar una crítica de grandes repercusiones. El éxito comercial hoy
en día no depende únicamente de ganarse el corazón y la cabeza del consumidor, sino
también de no defraudarlo ni ofenderlo. Aquellas empresas que no presten atención
a la sostenibilidad (por no preocuparse del medio ambiente o desperdiciar recursos
finitos) pueden perder rápidamente el favor de los consumidores de los que depende
su mera existencia.
Facilitando las cosas al sector alimentario
El lado positivo es que el sector agroalimentario tiene muy fácil tomarse en serio
la sostenibilidad, ya que se lo facilitan las tecnologías de TOMRA Food, fabricante
mundial líder en soluciones de clasificación basada en sensores y soluciones
integradas postcosecha para el sector alimentario.
Las clasificadoras TOMRA son capaces de detectar y expulsar de la línea de
producción y procesado material extraño según color, forma, tamaño, estructura y
hasta sus características biológicas, y son famosas por establecer unos estándares
muy altos en cuanto a seguridad alimentaria y calidad de los productos. Menos
conocido es, sin embargo, que las soluciones TOMRA también ayudan a lograr la
eficiencia ecológica. Además, pueden personalizarse para prácticamente cualquier
tipo de alimento: patatas, verdura, fruta fresca o procesada, bayas, fruta deshidratada,
frutos secos, semillas y cereales, proteínas, alimentos para mascotas y golosinas.
Reducir la pérdida y el desperdicio de
alimentos es clave para reducir los costes de
producción y aumentar la eficiencia del sistema
alimentario, mejorar la seguridad alimentaria
y la nutrición y contribuir a la sostenibilidad
medioambiental. La pérdida de alimentos
se produce a lo largo de toda la cadena de
suministro, desde postcosecha, en la propia
explotación, hasta que llegan al comercio para
su venta (sin incluir la que ya se produce en el
propio comercio). El desperdicio de alimentos
alude a los alimentos que se descartan en
los comercios, proveedores de servicios
alimentarios y a nivel del consumidor en sí.
Las soluciones actuales de clasificación
y calibrado mejoran rendimientos y
rentabilidades mediante la reducción de la
pérdida de alimentos (algo cada vez más
urgente). Según la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y
la Agricultura (FAO), para el año 2050 la
demanda de alimentos aumentará un 50 %
a pesar de que el terreno productivo solo
aumentará un 20 %. Por ello, es necesario
utilizar de forma mucho más eficaz los recursos
existentes. La sostenibilidad y la supervivencia
están vinculadas de forma indisoluble.
Una vez más, la tecnología tiene la solución.
Un informe reciente del Parlamento Europeo
(‘Technology options for feeding 10 billion
people’, ‘Opciones tecnológicas para
alimentar a 10.000 millones de personas’)
indica que la sostenibilidad puede mejorarse
de muchas formas diferentes automatizando
la producción de alimentos y las líneas
de procesado. Según el informe, entre las
ventajas de la automatización se encuentran
la “optimización de la calidad de los
productos” y la “reducción de las pérdidas
de calidad y los defectos”.
Sin duda, ambas ventajas se cumplen
según la experiencia de TOMRA. Las
clasificadoras y calibradoras TOMRA están
diseñadas (y perfeccionadas in situ) para
eliminar materiales no deseados y productos
imperfectos sin necesidad de desechar
alimento alguno. Las soluciones TOMRA
ofrecen una ratio extremadamente baja de
producto bueno dentro de producto malo y, si
la línea expulsa en algún momento producto
bueno, suele poder recuperarse al pasarlo
una segunda vez por una clasificadora y
aprovecharse para su venta junto a producto
de calidad inferior. Por ello, las soluciones de
clasificación y calibrado TOMRA aumentan
la rentabilidad de la producción, son una
medida en favor de la sostenibilidad y
ofrecen a sus usuarios una enorme ventaja
competitiva, al disminuir los reprocesos,
logrando reducir el uso de recursos tales
como la energía.
Aún queda margen de
mejora
Reducir aún más la pérdida de alimentos sería
muy positivo, sobre todo porque estamos
entrando en la era de la digitalización. Un buen
ejemplo es la forma en que las clasificadoras
TOMRA se conectan a la plataforma de datos
TOMRA Insight, que recoge datos casi en
tiempo real y los almacena de forma segura
en la nube. Los datos en vivo pueden tener
respuesta inmediata (y remota) para optimizar
la configuración de la máquina y los datos
históricos pueden convertirse en información
que permite mejorar el rendimiento de la
máquina. Dicho análisis de datos tendrá cada
vez más valor conforme avancemos a un
futuro más digitalizado, que transformará la
clasificación y el calibrado de meros procesos
operativos a una herramienta de gestión
estratégica.
En definitiva, esforzarse en adoptar prácticas
sostenibles no es tan diferente de invertir en
soluciones TOMRA ya que, además de ser
bueno para el planeta, ayuda a proteger el
activo más valioso de una empresa, el prestigio
de la marca.