Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) prevé que, para cubrir la creciente demanda de alimentos a nivel mundial, en el año 2050, la industria de producción y tratamiento de alimentos necesita un incremento del 70 % de su producción total.
Puesto que la población mundial crece en torno a unos 60 millones de personas anualmente, no puede obviarse esta cuestión y resulta imprescindible poder aprovechar los alimentos al máximo.
Existen varias formas de mejorar la eficiencia de la producción de alimentos, y cada una de ellas entraña diferentes niveles de dificultad. Entre ellas se encuentra sin duda combatir el cambio climático y aumentar las hectáreas de tierra productiva, además de su fertilidad y el suministro de agua. Si bien ya se está trabajando en este sentido, sin duda esta opción requerirá tiempo y esfuerzo para conseguirlo.
Para optimizar la producción de los cultivos y asegurarse el cumplimiento del objetivo establecido para 2050, se puede trabajar en otra dirección: aumentar la eficiencia en la clasificación, para aprovechar los alimentos al máximo. Para ello debe emplearse la tecnología y la maquinaria de clasificación de alimentos más avanzada del mercado, que es capaz de ofrecer una mayor rentabilidad, mayores beneficios para los productores y, sobre todo un amplio cocimiento del análisis de datos y cómo esta información puede utilizarse en toda la línea de producción.
Así por ejemplo una planta media de elaboración de patatas fritas en Francia produce 140 000 toneladas de patatas al año. Al incrementar la rentabilidad en tan sólo un 0,5 % mediante las modernas tecnologías, de la maquineria de clasificación para aprovechar los alimentos al máximo, se calcula que un productor podría evitar el tránsito de 90 camiones cargados (calculado según la capacidad media de un camión de 25 toneladas).
Esta acción, que tiene consecuencias positivas para el medio ambiente en su conjunto, aumentaría la disponibilidad de materia prima y estimularía la rentabilidad.
Este mismo principio puede ampliarse e implantarse en todas las áreas de producción de alimentos. Esto es importante ya que, como indica el Departamento de Agricultura de los EE.UU. (USDA), el 31% de los alimentos producidos en EE.UU. se desperdició, no pudo consumirse en establecimientos ni estuvo disponible para los consumidores. Si la industria se centra y compromete a optimizar y aprovechar de los alimentos al máximo, puede ayudar a minimizar este despilfarro.
En términos de volumen, el mismo informe afirma que en EE.UU. se desperdician más de 51 millones de toneladas de alimentos lo que, en términos económicos, representa más de 161 000 millones de dólares (145 300 millones de euros) si se vendiese a precios de venta al público.
Para paliar esta situación, la industria de clasificación de alimentos está invirtiendo en desarrollar tecnologías que aseguren ser más eficiente. Así por ejemplo, la máquina de clasificación TOMRA 5B no sólo clasifica los productos según las especificaciones del cliente, sino que también ofrece datos e información estadística de fácil interpretación que pueden utilizarse para mejorar el aprovechamiento de los mismos.
La inteligente visión global de TOMRA puede reducir en un 20 % los falsos descartes, aumentando exponencialmente la cantidad de producto final de calidad y limitando a su vez el producto residual.
Clasificar de forma eficiente verdura, patatas y nueces (que representan más del 19 % del total de alimentos que se desperdician en EE.UU.) podría tener un gran impacto. Si se incrementase la rentabilidad en un 1 %, podría aumentarse en 11 millones de toneladas la cantidad final de este tipo de producto en EE.UU. Si lo aplicamos a escala mundial, el objetivo de alimentación para 2050 empieza a parecer más factible, gracias a la maquinaria para aprovechar los alimentos al máximo.
Por otro lado, además de una mayor demanda de alimentos, hay que resaltar que hoy existe el consumidor exige una mayor variedad de alimentos. Esta situación se da especialmente en países en vías de desarrollo, que están adoptando los hábitos de consumo de la clase media occidental y quieren tener productos diferentes donde elegir y lugares diferentes donde consumirlos.
A medida que la gente abandona el consumo de comida casera, la demanda de platos preparados aumenta, lo que permite nuevas oportunidades para obtener beneficios, aunque también supone nuevos obstáculos que superar.
La tecnología de clasificación no sólo es capaz de incrementar la rentabilidad de las empresas. También detecta qué productos pueden encontrar su lugar en la cadena alimentaria con usos alternativos.
Así la máquina de clasificación TOMRA 5B, en primer lugar logra que se desperdicie menos producto, que antes sin duda se habría descartado. El producto que no tiene la calidad requerida para su venta en su forma original puede dar lugar a otros subproductos. Continuando con el ejemplo de las patatas, aquellas con calidad inferior pueden utilizarse para hacer copos de puré de patata o salsa de tomate entre otras alternativas. También se pueden vender como productos de menor calidad, asegurando que el despilfarro se reduzca en todos los eslabones del proceso.
Los desarrollos tecnológicos (por ejemplo, la visión global de 360 grados del producto para su correcta inspección), combinados con innovadoras tecnologías de detección y descarte, permiten tomar más decisiones válidas con respecto a la calidad del producto. Este progreso tecnológico no sólo aumenta la cantidad disponible de alimento sino que mantiene el alto nivel de calidad que actualmente los consumidores esperan y exigen en sus compras.
Además, el crecimiento de la población en los países en vías de desarrollo (especialmente la de los países del África Subsahariana que, según la FAO, se espera que aumente un 108 %), hace necesario que sus economías afronten más pronto que tarde planes de mayor aprovechamiento.
Emplear una tecnología en continuo desarrollo para aumentar el aprovechamiento de forma directa es el camino a seguir. La próxima generación de maquinaria de clasificación de alimentos podrá ofrecer información fundamental que además de ayudar a aprovechar los alimentos al máximo, buscará mejoras en la línea de producción y según la estacionalidad del producto. Así, si un productor de alimentos notase caídas en el aprovechamiento de un área concreta del proceso gracias a los resultados obtenidos de la máquina de clasificación, podría crear una solución para identificar y tomar medidas en el proceso de producción. Gracias a esta información, los productores de alimentos pueden establecer planes capaces de superar sus problemas puntuales.
Si el mundo tiene que cubrir las necesidades de alimento que se esperan en 2050 e implantar otras mejoras a medida que la población sigue creciendo tras dicha fecha, debe afrontar con rapidez el problema de mejora de aprovechamiento. Al invertir en tecnologías y maquinaria de clasificación, fabricantes y productores de alimentos podrán cubrir la necesidad de volúmenes mayores de producto y además aumentar sus beneficios.
Para ello, los desarrolladores de tecnologías de clasificación seguirán afinando sus sistemas que permitan ofrecer cada vez un mayor número de datos precisos y pertinentes y ofrecer más máquinas capaces de reducir el desperdicio al mínimo indispensable, para aprovechar los alimentos al máximo.
El pronóstico debe considerarse positivo. El subdirector general de la FAO, Hafez Ghanem, afirmaba que su organización es "tímidamente optimista sobre el potencial del planeta para cubrir las necesidades mundiales de alimentación que habrá en 2050". Gracias al constante desarrollo de la tecnología de clasificación de alimentos, tiene motivos para ello.